14 de junio de 2014

Argentina, otra vez en el camino del Mariscal Tito

Desde Yugoslavia, en el Mundial 90, pasando por Croacia, Serbia y Montenegro y ahora Bosnia y Herzegovina, nuestra selección jugó con casi todos los países balcánicos, tras las guerras que escindieron lo que para Broz era una sola comarca. 



Las montañas sanjuaninas quedan lejos de los montes balcanes. El obrero joven que -junto a otros miles de obreros- pica tesonero y fastidioso una roca por donde al final de la quimera la mano del hombre ganará para abrir un túnel, mira el suelo y habla poco. Es la década del 20 del siglo pasado y el obrero no tiene nombre. O no quiere decir como se llama. O se hace llamar de un modo que no es el que dice su documento, si es que tiene documentos. En el país gobierna Irigoyen y el estado está preocupado por algunas ideas anarquistas.

Dicen que el obrero joven se irá luego a Salta, donde se ha proyectado el Tren a las Nubes. Dicen que sus ojos profundos miran más allá de las montañas. De las sanjuaninas y de las balcánicas. También dirán que pronto conseguirá un trabajo menos duro en Berisso, cerca de La Plata. Que en los frigoríficos incipientes comenzará a sembrar la semilla del comunismo entre el resto de los obreros, muchos como él, llegados desde la Europa pobre y en guerra, discriminadora y expulsiva, ardiente y siempre mal repartidora de sus ganancias.

Dicen que este hombre que sabe más de lo que dice se llama en verdad Josip Broz y que nació en una aldea del imperio astro-húngaro en 1892, según sus biógrafos y para más datos un 7 de mayo. Dicen que allí trabajó hasta que lo reclutaron para ir a pelear. Dicen que se escapó de la primera Guerra Mundial y que en Argentina se hizo hincha de Estudiantes de La Plata porque los colores de ese equipo son los mismos de los del cuadro que él supo querer en la lejana Belgrado, el Crvena Zvezda (ver: misteriosdelaplata.blogspot.com).

Ahora es el Mundial de Italia de 1990. Sergio Goycochea se arroja a medio vuelo hacia la izquierda y pone los puños delante de su pecho. Es suficiente para que el remate de Savisevic rebote en sus manos y Argentina elimine a Yugoslavia en los cuartos de final. La leyenda de Goyco empieza a nacer desde los doce pasos. La leyenda de Josip Broz, a la postre el Mariscal Tito, ya había nacido hace muchos años y hacía una década que se había -presumiblemente- muerto tras mandar en esa tierra díscola, como un Perón balcánico que ofrecía una tercera posición a la Europa que se dividía entre nazis y soviéticos.

En Rivadavia, a unos pocos kilómetros de la capital de San Juan, cerca del autódromo “El Zonda”, hay un museo que está dentro mismo de una montaña. La cueva tiene más de 100 metros de largo y para Domingo, su sostenedor, aficionado a la ciencia, este “es el museo más raro del mundo”. Aquí se puden encontrar de un cráneo de dinosaurio, pasando por un puma embalsamado o una serpiente en formol. Para Domingo no hay dudas: uno de los que cavó para que la montaña se abriera sin gritar “sésamo” fue Josip Broz.

Ahora es el Mundial de Francia de 1998. Cuatro años antes, en Estados Unidos, no hubo selecciones balcánicas. 18 años después de la presunta muerte de Tito, su Yugoslavia se desintegró tras la caída del comunismo y las guerras que desgarraron la comarca parieron nuevas viejas naciones. Por eso Argentina se enfrentó con Croacia, que tenía los mejores jugadores de la Yugoslavia que supo ser. Stojkovic y Prosinecki, Suker y Boksic, entre otros, lo que le alcanzó para un histórico tercer puesto. También participó aquella vez la República Federal de Yugoslavia, sin suerte, casi como en la vida misma.

En España dicen que Tito no murió cuando dicen que murió. Como a toda leyenda, le guardan una muerte dudosa. Quienes abonan teorías conspirativas creen que el Mariscal perdió la vida durante el franquismo y que fue reemplazado por un agente ruso, al que los íntimos podían distinguir por eso de las tonadas o de cómo montaba a caballo. Absurdo como la guerra misma. También decían que había tenido un hijo que nunca apareció para reclamar el cuerpo de su padre y que se había casado a los 20 años con Marusa Novakova que, por supuesto, no lo acompañó por su derrotero en la Argentina.

Ahora es el Mundial de Japón y Corea 2002. Croacia vuelve a clasificar y los pibes que descollaron en la Copa del Mundo anterior se ponen viejos y no superar la segunda ronda, como la Argentina de Bielsa. Pero además, aparece una nación balcánica que tomará parte por primera vez de un campeonato ecuménico. Es Eslovenia, una cenicienta futbolera que tampoco puede mitigar el dolor de tanta destrucción con una sonrisa y acaba la copa al cabo de tres partidos, todos ellos perdidos con comodidad.

Para la Segunda Guerra Mundial, Tito estaba en Zagreb y -dicen, otra vez dicen- que se trasladó a Belgrado con pasaporte falso. Desde allí comandó el Ejército Popular de Liberación y Separación Partisana de Yugoslavia y, con un culto a la guerra de guerrillas, liberó buena parte del territorio. Los nazis querían el cadáver de Tito a cualquier precio pero él, dicen -siempre dicen- logró burlarlos atravesando territorios al comando de su tropa, ahora con pasaporte... alemán. Al finalizar la gran masacre Tito se dedicó a escarmentar a los que él creía que no habían actuado acorde a las circunstancias y organizar Yugoslavia. Claro que al modo de Tito.

Ahora es el Mundial de Alemania 2006. Croacia -ya más débil- no obstante se anota en una nueva competencia entre países. Serbia y Montenegro tampoco hará roncha pero tendrá su estreno mundial. El equipo de José Pekerman le da un baile de antologia y le golea 6 a 0. Hubieran podido tener a Savisevic -el que falló el último penal ante Goyco- o a Brnovic, que eran montenegrinos, pero ya estaban pasdos en años. A la nación flamante no le importó demasiado. Tener una prueba mundialista fue más que suficiente.

El 7 de marzo de 1945, quizás porque ese día Tito cumplía años, reunió a la plana mayor del ejército para conformar el gobierno provisional de la República Democrática Federal de Yugoslavia. El Mariscal se erigió en ministro provisiorio y dejó que Ivan Subasic, representante de la monarquía, tuviera lugar en esa suerte de Primera Junta. Hubo elecciones y Tito, al comando del Frente Popular, brazo del Partido Comunista de Yugoslavia, ganó las elecciones con tantos votos como jamás soñó cuando salió hace tanto tiempo desde su aldea astro-húngara, tal vez hacia la Argentina. Tal vez.

Ahora es el Mundial de 2010 en Sudáfrica. Serbia se ha separado recientemente de Montenegro y se ha quedado, entre otras cosas, con los mejores jugadores. Eso le alcanza para llegar a la cita máxima pero no para hacer una actuación digna. Queda afuera en la primera ronda. La misma suerte corre Eslovenia, con menos pretenciones. Como a la Yugoslavia toda sin Tito, en fútbol, la fragmentación no le ha llevado a tener buenos resultados. Al menos los eslovacos pueden decir presentes, entre tantas ausencias que le dejara la guerra reciente.

En 1978 Tito, ya envejecido, aceptó ir a Estados Unidos, algo que algunos años antes seguramente no hubiera hecho. Estaba viejo y enfermo. O muerto mucho antes para algunos. En el '79 fue internado en una clínica que ya no abandonaría hasta las 15.05 del 4 de mayo de 1980, cuando murió -esta vez sí murió- tres días antes de cumplir 88 años. Cuatro reyes, treinta y un presidentes, seis príncipies y veintidós ministros, de los dos lados de la Cortina de Hierro, fueron a despedirlo para siempre.

Ahora es el Mundial de Brasil 2014. En el camino de Tito está otra vez Argentina, que se enfrentará mañana con Bosnia y Herzegovina, otro pedacito de su patria dolorida. El equipo de Sabella es favorito pero no sabemos cual será la suerte. Tampoco el destino que le cabrá -no parece demasiado feliz- a la nueva nación que debuta en la Copa del Mundo. Apenas tenemos una certeza. Con Tito en vida, hubiera seguido siendo Yugoslavia y tendríamos que ir a los penales.



1 comentario:

  1. Esto me dejó en face el camarada Daniel Silber. Lo comparto:

    Hola Turquito! hace muuuchos años, allá por el 85-86, el Partido Comunista organizó en la Plaza del Soldado la FeriFiesta; habia un monton de stands de los distintos organismos partidarios de entonces, de DDHH y tambien de lo que por entonces eran los paises socialistas. Estabamos en la epoca de la Brigada del Cafe a Nicaragua y la columna a El Salvador para combatir junto al Farabundo Marti. Uno de los stands era de la Republica Socialista Federativa de Yugoslavia con banderas, afiches, folletos, libros y ese tipo de cosas; a mi me toco acompañar a quienes vinieron un par de días. En ese contexto, uno de los yugoslavos me dijo que, segun él, el Marsical Josip Broz (a) Tito, había trabajado en la construccion de nuestra Avenida Costanera; ¿verdad, mentira?. No se. Lo que es cierto es que acá vinieron muchos yugolsavos, y muchos de esos eran de izquierda. Muchos trabajaban en la cervecería Santa Fe; tambien muchos vivian en casillas debajo del Puente Negro; de allí que la calle que hoy es Milenio de Polonia antes era el Callejon de los Polacos y no casualmente Dom Polski (Casa Polaca) esta por alli. Tampoco casualmente la Asociacion Cultural y Deportiva Ucraniano Bielorrusa "Ivan Frankó" estaba frente a la cervercería. Para el comun de la gente eran todos "rusos" o "pulacos". Por aquella epoca (decada del 30-40), en el Partido Comunista habia una(s) celula(s) de yugoslavos; apellidos: Zuvela, Paskvan, etc,Si te sirve bien, si no... no importa. Unos datos mas, mas o menos fiables, Salú!! D

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