13 de junio de 2014

¿Fin de la España de charanga y pandereta?

España jaqueada, su estilo no. La preponderancia de los entrenadores. De Chile se esperaba más; de Camerún no se esperaba nada. 


España tiene a Iniesta, que es un hijo no reconocido de Bochini, aunque se le nota. Tiene a Xavi Hernández a Cesc y a Pedro. O sea, tiene lo suficiente para que estas palabras que siguen puedan hacernos abdicar como al Rey. Pero uno cuenta lo que ve y no lo que irá a ver. Y da la sensación que la generación que tuvo el coraje para acabar con la furia y el fútbol para lograrlo, puede estar más cerca del ocaso, por cuestiones de DNI y de motivaciones. 
Aunque así fuere -y el Mundial se encargará de probarlo o no- España no debe rendirle cuentas a nadie. Hoy, apenas hoy, se defendió mal, sobre todo con sus centrales, atacó sin ser profundo a menos que la tuviera Iniesta y no tuvo ánimo cuando se encontró en desventaja. No obstante, quizás no hay cuatro o cinco goles de diferencia ni entre el peor y el mejor equipo del Mundial, de modo que sucedió un hecho extraordinario.
Pero eso sí, para que sucedan estos acontecimientos debe haber jugadores extraordinarios también, como Van Persie o Robben y no me dejen afuera a Blind. Holanda bailó a España aun con Sneijder fuera de su mejor versión. 

Es bien común por estos tiempos hablar más de los entrenadores que de los jugadores. Se dirá con ligereza que Van Gaal le ganó a Del Bosque. Será injusto. Pero si quieren que hablemos de entrenadores, les propongo redoblar la apuesta: hablemos de ideologías. Antes, una salvedad; Van Gaal no jugó como decían que iría a jugar. No puso cinco defensores sino que colocó tres zagueros, cuatro mediocampistas, un armador y dos delanteros. ¿O no fue Blind, falso defensor, el que consiguió la llave para abrir el arco de Casillas con sus centros certeros?

Ahora sí, las ideas. Achique, zona, barrido, presión, rombo, toque, orden, espectáculo, talento y ambición para soñar. Son las diez máximas de la religión Menottista. Menotti no las inventó, sino que las ejercitó y las divulgó. La Holanda de Michels y la España de Del Bosque, así como el Barsa de Pep la llevaron a la práctica y fueron eficaces. Es el fútbol en estado natural. Van Gaal, aun cuando le pone algunos agroquímicos a los tulipanes, tampoco olvida la esencia. Pero claro, alguno tiene que ganar. Tan viejo como el fútbol. Ante lo irremediable de que la victoria no es eterna, hay algo que sí se puede perpetuar: no traicionarse. Por eso, decía, España no le debe ni le deberá nada a nadie. 

Antes hubo un México y un Camerún que alcanzaría con dos renglones o una humorada para contar: alguien escribió en las redes sociales que los africanos necesitan un Pumpido enfrente para poder ganar, con cierto rencor por la responsabilidad del arquero argentino en el Mundial 90. Puede que necesite un Pumpido, un Fabbri y un Monzón enfrente. Igual, más que hablar de Camerún, el partido habló de México, que tiene poco y seguro pronto lo pagará, muy a pesar de los que no podamos seguir admirando a Giovani Dos Santos.

Después hubo un Chile y un Australia donde el cuadro de Sanpaoli ganó y nada más. Debía alcanzarle con un poco de Alexis y de Vidal pero Arturo no estaba pleno y el del Barsa quedó sin socios. Ganaron los trasandinos pero quizás España -me sigue dando vueltas España por la cabeza- se ha dormido algo más tranquila viendo jugar a quienes serán sus adversarios. Y, a propósito, maestro Machado, le pregunto, ¿volverá la España de espíritu burlón y alma inquieta o será que ha de tener su mármol y su día...? Conteste usted o Iniesta. 



2 comentarios:

  1. ¡5 a 1 con Holanda, renuncie etarra Del Bosque, re nun cie!

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  2. Me parece que la monarquía no puede perder contra la capitanía sudamericana (Elabas Ave)

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