26 de junio de 2014

Crece desde el pie (de Messi)

La selección empieza a despejar algunas dudas y mejora, en rendimientos individuales y como equipo. Para los que dicen que todo fue trámite y que el Mundial comienza en octavos, fíjense en los hoteles donde se hospedaban España, Italia e Inglaterra. Hay habitaciones disponibles...



Hay una idea instalada de pedirle cierta perfección a la selección. Un poco por los nombres propios que la integran, otro por eso de la necesidad de un título del mundo que se ha decretado como prioritaria, vaya uno a saber porqué. Argentina integra una élite de ocho equipos que son los mejores del planeta, sin dudas. Pero en el contexto de esa paridad, tanto puede ganar el título como perderlo. Como resulte, no bajará de esa consideración que no es efímera, o no analiza solo un torneo de siete fechas -aunque sea el Mundial- sino que contempla el desempeño de un tiempo a esta parte.

Hecha la salvedad vale destacar que contra Nigeria, el equipo mejoró. No desde el resultado, porque antes también había ganado, sino de algunos reclamos que se le hacían con justicia. Más movilidad, más productividad y mejores rendimientos individuales. Para los que decían que Messi era lo único, ahora aparecieron Di María, algo más de Gago y apenas más de Higuaín. El síntoma de crecimento constante no deja de ser saludable. En un torneo corto, ánimo y contagio van de la mano y potencian los rendimientos hasta de los que uno menos espera. También están las contingencias. Y estas a veces ayudan.

Es el caso de la salida de Agüero. El Kun, titular en cualquier equipo del mundo, todavía no la pasa bien en la cancha. El esquema argentino, pero más el que suelen proponer los rivales, terminan por quitarle espacios. Asfixiado entre los zagueros adversarios, la última línea e Higuaín, acaso sea conveniente buscar un socio de Messi algunos metros más cerca del mediocampo, o sobre los laterales. Lavezzi, que ingresó por la lesión del Kun, aportó algo de esa solución que el equipo busca. Puede ser una opción interesante si las lesiones no lo dejan prosperar en la Copa al novio de la Princesita.

Después queda el aspecto defensivo, donde será conveniente no fustigar a los cuatro del fondo en exclusividad. En términos individuales, la actuación de los defensores no fue decepcionante. En todo caso, hubo desacoples, de los que no están exentos los volantes, e incluso los delanteros. En uno de los goles de Nigeria, los dos centrales salen juntos. Error infantil. Pero en otras acciones de juego, fue el equipo el que dejó a los zagueros mano a mano y a gran distancia del resto de sus compañeros en embestidas de los africanos.

Ahora será el tiempo de los ajustes. El tiempo -y los adversarios, porque Suiza no se aparece como un cuco- ayudan. Pero también colabora la victoria, que siempre predispone mejor para advertir y corregir los errores. Mientras, la inspiración de Messi vuelve a ser determinante y entusiasma. También, para los que todavía le pedían la prueba del carácter, el alumno se sacó un sobresaliente. Y, para lo último, ya que somos 40 millones de técnicos, acá va lo que le parece al cronista: quizás al socio para Lionel haya que buscarlo entre los volantes del banco de suplentes y no entre los delanteros.

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