Uruguay tiene una parada brava y se
queda sin su capitán. Ya que hoy es el cumpleaños del Protector de
los Pueblos Libres, yo lo probaría ante Inglaterra, rival que ya
conoce.
Para mí que no lo va a defraudar, don
Tavárez. Yo que usted pruebo. Total, muy bien no le ha ido el primer
partido. Además, él sabe como nadie lo que significa jugar contra
Inglaterra. Claro que no es bueno quedarse sin Lugano. A quién le va
a gustar. Pero no me diga que Artigas no puede jugar perfectamente en
la última línea. Si ha jugado cada uno allí. ¿Que se necesita
para plantarse ahí atrás, eh, qué se necesita?. Liderazgo. Bueno,
Artigas lo tiene. Cabeza levantada. ¿Quién levantó más la cabeza
en el paisito, eh, quién?. Pertenencia. Bueno, pero si hasta su
abuelo nació en Montevideo. Póngalo a Artigas, Maestro, hágame
caso.
Es cierto, hoy el fútbol se juega más
rápido. A eso no se lo voy a objetar. Igual, concédame que con
Lugano también podríamos perder. Y, le pregunto, Maestro, ¿qué le
va a dar más espaldas a usted, perder con Lugano o perder con
Artigas? ¿Quién se lo va a objetar? ¿Que la prensa tira para los
de afuera? Pero en todos lados pasa eso. Lo importante es que piensa
el pueblo, no la prensa. Si desconfía de la experiencia, tampoco se
crea que Luisito Suárez o Forlán son pibes. Ellos también son
veteranos. Con la diferencia que se fueron a hacer la plata afuera,
no como Artigas. ¿Sabe cuánto valdría hoy Artigas, Maestro?
Para mí que hasta Godín va a rendir
mejor con Artigas al lado. Si el partido viene bravo, algo que con
los ingleses es más que probable, el Protector agarra la lanza y
agarráte catalina. Pruebe, Maestro. Hay que hacerse respetar porque
si no nos volvemos en la primera ronda. Para salir del fondo tiene
que haber gente que pida la pelota cuando las papas quemen. ¿O quién
se cree que inventó la garra charrúa por la que hoy nos conocen en
todo el mundo?. Póngalo a Artigas, Maestro. No haga usted como esos
pibes con acné que ven su poster amarillento en la habitación de
los padres y hasta esbozan una sonrisa socarrona y desmemoriada.
Le reconozco que Artigas en su paso por
el extranjero no tuvo un buen momento. Pero tampoco se crea que fue
todo culpa de él. Algunos dirán que no se adaptó al juego de los
otros países. Yo más bien creo que en los otros países no se
adaptaron a su juego. Esa es la justa. Cuando a Arévalo Ríos o a
Cavani los vendieron tuvieron que cambiar la forma de jugar, de
vestirse y hasta de alimentarse. Y yo no digo que no sean buenos.
Pero me quedo con Artigas, que jugara donde jugara, no dejaba atrás
ni un hábito, ni una costumbre, ni una maña. No traicionarse le
dicen a eso.
Dele, Maestro. No va Lugano, póngalo a
Artigas, que el fulbo, como la política, no tiene un modo de jugarse
antes y uno ahora. Fue siempre igual. Siempre hubo el que juega y el
que juega para los otros. El que pega y el que sale jugando. El que
la pide y el que se esconde. El que amaga una conducta y termina por
ejercitar otra. El que va al frente y el que arruga. Lo otro es pura
gilada. ¿Que cambió la velocidad? Se lo admito. Pero Artigas cumple
hoy 250 años y todavía lo nombran. Con todo respeto no creo que
pase eso con los otros. No sé. Para mí.
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