Migajas de Messi y abundancia de Romero alcanzaron para superar apenas a Irán. Los nervios conspiran para lograr identidad. Pero yo confío en este equipo, tanto como desconfío de las sentencias presurosas de la web.
Este es un Mundial de muchos goles y de juicios rápidos. Para Argentina quizás sea al revés. Un Mundial con pocos goles pero con una sentencia que deberá esperar. La inmediatez, ganadora de todas las partidas a la paciencia, la cantidad de horas por día para el análisis de algo que solo dura noventa minutos y la búsqueda de consideraciones definitivas antes del desenlace abundan en Brasil, como la feijoada o el clima mundialista. La Selección de Sabella tiene carencias, claro. Pero más sufre por los que les piden que haga el segundo gol antes que el primero.
Irán fue un escollo de cuidado. Porque jugó por encima de sus posibilidades, porque Argentina jugó por debajo de las suyas, pero porque los juicios previos ya vaticinaban la goleada. Son los mismos juicios que dieron candidata a Italia en la primera jornada y quitaron el concepto en el segundo partido. Los que gastaron a cuenta de España y ya lo borraron con el codo. Por face, twitter, radio, tv, las veinticuatro horas alguien está sentenciando actuaciones, roles, jugadas, goles. En el césped, sino pregunten a Inglaterra, la cosa es bastante diferente.
Con la misma vorágine que consumieron a Sabella por la tan mentada línea de cinco, en el partido ante Bosnia, ahora no repararon en que Argentina puso tres arriba, como pedían todos, pero no pudo ser profundo. Con la misma ligereza que sacaron a Costa Rica de la Copa antes de que empiece, ahora hablan de la "cenicienta centroamericana". Ahora, ¿eso quita que Argentina esté lejos de su nivel? No. Por más que Messi sea decisivo se lo necesita más participativo. Por más que Sabella reconozca errores, deberá encontrar el funcionamiento. Y en ese sentido, me permito no ser pesimista.
Desde octavos en adelante, Argentina se medirá con rivales que de ninguna manera podrán jugar como Irán. Necesitarán buscar para seguir adelante y en la búsqueda puede que aparezcan los espacios que hoy el equipo de Sabella necesita. No obstante, para buscarlos tendrá que tener variantes que hoy no mostró. Acaso un socio para Messi como Ricky Alvarez. Quizás un Gago más participativo, como en el segundo tiempo ante Bosnia. Y, sobre todo, la mejora en rendimientos individuales como Di María o el propio Messi, a pesar de su virtud de sellar la suerte de un partido de un momento a otro.
El beneficio mayor, está claro, es la clasificación en mano. Es bien difícil -sobre todo cuando los tiempos son breves como en un mundial- darle fisonomía a un equipo que pierde. Que la selección haya ganado sin jugar bien y ya esté en octavos es factible que llevará la tranquilidad suficiente para repensar algunos conceptos. Ahora será el tiempo otra vez de los que enjuician lapidariamente. Ya lo habían matado a Romero, hoy figura. Ya habían dicho que Rojo no; y hoy fue más que importante. Ya tenian la garganta y el teclado listos para lapidar a Messi...
Excelente y claro esto, los juicios dilapidantes de comentaristas se mezclaron con la politica de medios en la contraofensiva contra el gobierno a través del fútbol.
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